Cuando decidas partir, o hacer cambios: cierra la puerta detrás de ti. No busques respuestas en el lugar que sucedieron, pues nada será igual. El paisaje habrá cambiado, el viento habrá llevado consigo sus susurros y el agua habrá seguido su curso sin ti. Incluso tú habrás cambiado, tu visión y tu forma de ser se habrán transformado.
No te aferres a la idea de encontrar respuestas en el pasado, porque todo habrá cambiado. Si necesitas recordar algo, no regreses al lugar donde ocurrió, pues allí solo existirá el eco de los recuerdos en tu mente. Recuerda que a veces la memoria nos engaña y nos muestra una versión distorsionada de la historia, según como deseamos recordarla.
No te engañes a ti mismo, la añoranza perdida no te llevará a ninguna parte. Cuando salgas de cualquier lugar, por favor, cierra la puerta. Deja atrás lo que ya no es, y adéntrate en el nuevo camino con valentía y determinación.
Recuerda que las puertas se cierran, pero también se abren. Cada cierre y cada apertura representan cambios en tu vida. Permítete fluir con ellos, pues son oportunidades para crecer y evolucionar. No temas, estás a salvo en medio de estos cambios. Confía en tu capacidad para adaptarte y encontrar tu camino en cada nuevo escenario que se presente.
Así que, cuando salgas de cualquier lugar, cierra la puerta, abraza el cambio y camina con la certeza de que estás protegido. Las puertas se cierran, las puertas se abren, solo son cambios y tú estás a salvo.